AL PIE DE SIERRA MORENA

Hoy estrenamos la sección de nuestro amigo Álvaro Martín Cordobés, titulada con el nombre de "Al pie de Sierra Morena" en la cual, hoy podremos deleitarnos con sus palabras en una crónica de un día de caza titulado "Recuerdos de un confinamiento", ¡esperamos que la disfrutéis!

RECUERDOS DE UN CONFINAMIENTO

Llegó el día, sin darnos cuenta teníamos entre nuestras congeladas manos aquellas migas tan ansiadas. Después de innumerables meses de trabajo, constancia e, indudablemente, disfrute, cualquier imprevisto podía estropear todo el esfuerzo realizado. La mancha estaba muy buena – yo que voy a decir-, y las ilusiones rebosaban en la cara de los allí presentes. 

- ¡Señores! Vamos a sortear. 

Iban saliendo las primeras posturas, y los amigos/socios/monteros comenzaban a preguntarse cómo era el puesto, buscando con la mirada un gesto cómplice de asentimiento que comenzará a poner, aún más si cabe, los nervios a flor de piel. 

Llegó mi turno. Antes de sacar el puesto dice un gran amigo que hay que tocar lo que más se quiere, que cada uno saque sus propias conclusiones... 

-  Álvaro coge. 

Conocía el sitio -cómo no-. Lugar precioso, pero escasos días antes habíamos tenido algunos problemas logísticos justo en donde se encontrada la postura caída en gracia, haciendo más ruido del que nos gustaría en aquel barranco. Una pregunta no paraba de repetirme ¿habrá afectado? Cada vez quedaba menos para saberlo. 

Al puesto, como siempre, iba con mi padre, aunque teníamos la suerte de que esta vez nos acompañaran mi novia y mi madre. 

Yendo de camino a la finca, sabíamos que en cuanto llegáramos al lugar donde se dejaban los coches, de los puestos de aquel inmejorable paisaje, las reses que solía haber allí, si estaban, correrían hacia abajo. 

-Pon a los demás que yo sé dónde están marcados. Le dije al postor.

Cuando caminábamos, como siempre, cargados de chismes hacía la chapa/ tirilla -aprovecho para recordar la importancia de no moverse del puesto bajo ningún concepto- se levantaron de nuestro testero 7 venados que corrían barranco abajo como si en ello les fuese la vida, lógico, ¿Qué haríais vosotros? Por más que haga ejercicios de memoria no recuerdo ningún día en el que le haya exigido más a mis piernas que en aquel momento. Al llegar al puesto, exhausto por cierto, saque el rifle de la funda con una celeridad inhumana – como habría hecho cualquiera de los compañeros que puedan estar leyendo estas humildes palabras-, con la sorpresa de encontrar dentro de aquel pedazo de cuero con gomaespuma el rifle de mi padre - por lo general usamos el mismo calibre, pero aquel día llevábamos uno un poco más ligero para que tirara mi novia, y, como no, es el que llevaba yo colgado-. Mi cara era un cuadro, de esos feos que llaman arte contemporáneo. Mientras me acordaba de todos mis ancestros, descubrí dentro de la funda un par de balas del rifle, que mi padre suele llevar a mano para ocasiones como estas, dándole gracias a la virgen de la cabeza por brindarme aquella oportunidad. Antes de que el último de los cérvidos entrara en el campo de acción del puesto vecino, pude arrearle 1, o 2, tiros. No puedo/quiero recordarlo bien…


Y llego mi padre con el resto de la cuadrilla – mi madre y mi novia-. 

- ¿Le has dado? 

- No, se han ido para abajo. 

La jornada había comenzado intensa, seguro que habría más oportunidades, o eso quería pensar yo. 

- Míralo, que se prepare M. 

El malditamadre (en Homenaje a Mariano Aguayo, al ser una expresión muy utilizada en sus libros, generalmente referenciada a los cochinos)  del venado corrió por el sitio más enmontado y difícil posible, siendo complicado para una persona que no tiene mucha habilidad, aún, en esto del disparo. 

-Papá tíralo tú. 

El venado esta vez dio con su cuerpo en aquel mar de jaras. Ya teníamos la primera res, el día estaba siendo inmejorable, pero lo mejor aún faltaba por llegar.

Otro venado nos sorprendió por la esquina del tiradero, dándole a mi padre un segundo para tirar. Otro a criar. Dicen que hay que partir con el campo y, de momento, estábamos siendo generosos…

Las reses no cumplían a aquel ajustaero que teníamos a unos 80 metros, ideal para que M pudiera tirar de forma cómoda. Todavía quedaba mucha montería. 

Tras un más que acelerado comienzo, llegó la calma a aquel barranco de jaras que teníamos ante nosotros. Ya se oían los perros entrar a la hoya que compartíamos con 2 de nuestros amigos y compañeros, volvía la acción. 

-Un venado con un solo cuerno parado allí enfrente. 

-No me atrevo a tirar, se oyen los rehaleros por allí. 

Muchas veces, el mejor lance es el que no se tiene. Nunca hay que olvidar la importancia de efectuar un disparo con todas las garantías de que no va a causar peligro a ningún compañero. El campo siempre te brinda una nueva oportunidad. 

Una ladra que venía desde atrás nos puso, por la cercanía y apretado del monte, el corazón a mil revoluciones. 

- ¡Cochinaco! tíralo. 

Nos pasó a escasamente 10 metros, no pudiendo meterlo en el visor por la cantidad de aumentos que tenía. Al salir al testero de enfrente, seguido magistralmente por los perros, pude mandarle 2,3,4…ya no lo recuerdo. Que tendrán estos animales…

La felicidad era máxima, oíamos a los perros morder enfrente al macareno que, finalmente, sucumbió a mi insistencia. 

- Es macho, se le veía la jeta y la coraza. Repetíamos contantemente.

Llego el rehalero que traía nuestra mano, amigo, por cierto, y nos lo confirmó, es un buen macho. 

Y las reses seguían sin ajustarse a aquel pechete que teníamos idóneo para M, alguna tenía que entrar. 

-Mira la cierva, podemos tirar 1. A ver si entra aquí. 

-Prepárate M. 

Tirascazo. ¡Ay si hubiera sido un venado! El tiro fue magistral, eliminando cualquier posibilidad de sufrimiento al animal. 

¿Qué más se le podía pedir al día? Pues todavía no había terminado. 

-Un cochino papá, allí al fondo, va a salir al carril. 

En el fondo de nuestro tiradero, un apretoncillo de jaras culminaba en un carril, que tenía a su derecha un llanete con varios chaparros tupidos.

Me preparo, estaba bastante lejos, pero como dice un buen amigo “tu mándale grains y que coja los que quiera”. Pues esta vez cogió. Al saltar al carril pude echarle el primer tiro, que impactó sobre el cochino. 

-Le he dado, va tocado. 

Y los perros culminaron el espectacular lance agarrando el suido a la volcá del testero. 
Todavía quedaba tiempo para que mi padre jugara otro lance con el famoso cochino de las 3 de la tarde, que, esta vez, no consiguió huir de aquella inolvidable solana. 

Nuestros compañeros de los puestos siguientes pudieron hacerse con 5 y 2 reses, completando aquella extraordinaria jornada.  

Para terminar, me gustaría recordar la importancia de compartir nuestras jornadas, mejores o peores, con nuestros familiares y amigos, donde reine el buen ambiente, el compañerismo y el respeto por nuestra tan querida naturaleza. 

Cada día que pasa es un día menos para volver a disfrutar de nuestra tan amada afición. 

Álvaro Martín Cordobés

PRESENTACIÓN DE LA NUEVA DIRECTIVA

¡De nuevo damos vida al Blog de JOCAN! 

    Amigos cazadores, a partir de ahora volvemos a poner en marcha nuestro blog. Cada mes iremos subiendo mínimo una publicación donde podréis deleitaros con noticias de la asociación, diferentes secciones, crónicas, historias de caza y muchas cosas más. 

    Si sois socios y queréis colaborar de forma activa con nosotros solo tenéis que enviar un correo a jocancaza@gmail.com y os indicaremos como hacerlo.

    Y ya, sin más dilación os dejamos con la presentación de la nueva directiva de Jóvenes Cazadores Andaluces. Trabajaremos por para nuestros asociados y como no, para la defensa y divulgación de la caza sostenible en nuestra comunidad autónoma.


    Desde la sombra de un tupido pinar del baldío de Niebla, cuando el calor del verano de nuestra Andalucía más aprieta, os quiero dedicar estas breves palabras para presentaros a la nueva directiva de Jóvenes Cazadores Andaluces.

    Intentaremos mostrar una caza motivada por la búsqueda de la conservación, la mejora de hábitats y poblaciones de nuestras especies, el aprovechamiento de los recursos alimenticios y económicos que estas nos proporcionan y sobre todo continuar el relevo generacional, unión y amistad que es capaz de proporcionarnos la actividad venatoria.

    Por nuestra parte, pondremos todo lo que esté en nuestra mano para mostrar una imagen de la caza realista e intentaremos mejorar la visión (normalmente equívoca) que la mayoría de la sociedad tiene de nuestro gremio, mostrándoles una caza con esencia natural e imprevisible, respetuosa con el medio ambiente. Todo esto lo llevaremos a cabo a través de la organización de jornadas divulgativas y diversos eventos de los que iremos informando durante el transcurso de nuestro mandato.

    Finalmente deciros que estamos a vuestra entera disposición (por la cuenta de JOCAN o incluso nuestras cuentas privadas de Instagram) para cualquier cosa que necesitéis.

José Mari Fernández.

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