COLABORACIÓN ESPECIAL

Buenas tardes cazadores. Llegó la primavera por fin, y no lo hace de cualquier manera, lo hace de la mano de José Antonio Arrabal, miembro de AEPES (Asociación Española del Perro de Sangre) y miembro muy conocido también en nuestra asociación Jóvenes Cazadores Andaluces. Como no podía ser menos, viene a hablarnos de su gran pasión, el rastro con perro de sangre.

Acomódense, y prepárense para disfrutar de unos minutos de grata lectura.

Temporadas de comienzos, el rastro con perro de sangre.

Puede qué tras la última temporada tan inusual por motivos de la COVID y unido al aumento de la caza mayor, seamos muchos los que planeamos una futura temporada de manera diferente, donde el groso número de nuestras salidas cinegéticas signifiquen un cambio de modalidad. 

Cambio que debemos considerar, pues no solo se trata de poseer una licencia de caza y un arma del calibre adecuado, sino que, al igual que no imaginamos una salida tras las perdices sin nuestro fiel compañero, en la caza mayor no debería de dejar de tener también una gran importancia la figura del perro de rastro.

Cierto es que, cuando un animal de mayor tamaño, como un ciervo o jabalí caen a plomo, el cobro es (o debe ser) más fácil que cuando abatimos una perdiz atravesando el cielo por terrenos duros y apretados. Esto no siempre es así y nos puede tocar pistear, con mejores o peores rastros. Es aquí dónde la ayuda de nuestro perro nos puede facilitar el cobro del animal para poder aprovecharlo como es debido, antes de que comience a descomponerse.

Fotografía tomada durante un entrenamiento sobre un rastro de sangre.

Es en esta acción de caza donde perro y cazador deben actuar como uno (llamándose a este binomio perro-guía), donde el cazador ha de estar conectado con el can de tal manera que sea capaz de mantenerlo en el rastro, detectando cualquier comportamiento en el perro y haciéndole volver al rastro en el caso que este llegase a perderlo. 

No es necesario comentar que la única manera de llegar a este nivel con nuestro compañero es a base de tiempo, trabajo y entrenamiento, comenzando por la elección de nuestro compañero hasta el punto en el que este llegue a adquirir la capacidad de identificar un rastro concreto, que parta de nuestra zona de impacto o “Anschuss”, hasta la ubicación de nuestra presa abatida o herida, aun cuando se entrecrucen rastros de otros animales.

Si hablamos de razas de perros para el rastro, debemos destacar que las más empleadas en España son el Sabueso de Montaña de Baviera y el Teckel, pero, de igual manera, existen otras muchas razas que ofrecen excelentes resultados en esta acción, como son el Jack Russell, Jagd Terrier o incluso Braco Alemán, siendo este último un gran conocido por muchos para las salidas de caza menor.

En resumen, cualquier perro que reúna las siguientes características nombradas podría convertirse en un gran compañero para estas jornadas de caza mayor:

Deseo de rastrear, instinto de búsqueda de la pieza.

Buena nariz, para seguir el rastro después de muchas horas.

Tesón, voluntad inquebrantable para perseverar en la búsqueda.

Coraje, para superar los obstáculos y enfrentarse a la pieza herida.

Resistencia física y psíquica, para aguantar rastreos duros y largos.

Espíritu de equipo.

Capacidad para establecer un vínculo con su conductor.

Si a ellas sumamos el ingrediente clave para todo como son la paciencia, la constancia y trabajo, podremos conseguir resultados muy satisfactorios de nuestro nuevo fiel compañero.

Binomio formado por un servidor y Dama de los Montes de Málaga.

Jose Antonio Arrabal Palomo.

“Porque el sonido de la detonación es un pequeño paréntesis dentro de un lance aun por terminar”.